Los inicios
La campana sigue colgada ahí, junto a la puerta de Guardimamá. Aunque la pared ya no es de bahareque como la de hace 26 años. Está quieta, sin la cadena para hacerla sonar, midiendo en silencio la hora en que los niños cambian de tarea o salen a recreo. Nadie se anima a tocarla ahora. Y no parece necesario. La campana de Guardimamá suena por vocación, porque quien la forjó lo hizo empeñado en que el sonido no se acabara y persistiera a pesar de los años.
Con esa misma firmeza y la misma tenacidad con la que seguramente el herrero forjó esa campana, nació Guardimamá. Su fundadora fue la Licenciada Juana María Alonso Espinal. “Juanita” fue maestra desde siempre. Heredó la vocación de su abuela y de sus tías maestras que dirigieron en Bogotá un colegio de techos altos, salones con tableros de pizarra, pasillos angostos y una campana para llamar a recreo.
El 1 de Junio de 1990, se escuchó por primera vez el sonido de la campana que Juanita heredó del colegio de su abuela e inició actividades en aquella casa de bahareque ubicada en la Calle 38 # 38 A Sur 42 del Barrio Mesa, en una calle cercana al parque del municipio de Envigado.
Ese día, Juanita y su esposo, Don Jorge, fundadores y mentores de Guardimamá, esperaron a que los dos primeros niños inscritos llegaran. Cuando Luis Felipe Alvarado Bulla y Margarita María Ortiz Ortiz atravesaron el umbral de esa vieja puerta, ellos ya sabían que detrás de esos niños iban a llegar cientos más buscando los trozos de amor y corazón que juntos habían puesto en el decorado y en la preparación de la casa. Ese buen presagio se les ha cumplido hasta la fecha.
Desde sus inicios Juanita y Don Jorge promulgaron la necesidad de implementar un modelo de institución educativa ajustado a los más altos parámetros de calidad sin perder de vista las directrices de una sólida formación en valores. Una educación orientada a intervenir y atender de manera oportuna la llamada primera infancia con el fin de fortalecer los cimientos de la sociedad futura.
Para ello, se tocaron aspectos de orden formal y práctico como planes y programas curriculares, evaluación continuada de necesidades y expectativas de clientes. Se optimizaron los recursos técnicos y tecnológicos como herramientas para la adquisición del conocimiento, la eficiencia y la eficacia, y se fundó un equipo de trabajo comprometido con la misión y la visión institucional.
Y si bien, todos estos aspectos perviven hoy como lineamientos institucionales de gran valía, la razón de ser original de la institución permanece inalterable: la única fórmula para llevar a buen puerto el futuro de los niños es una educación impartida con amor.
En virtud de esa premisa, hace 25 años Guardimama existe. Pero también existe gracias a la tierna ocurrencia del primero de esos dos niños que llegó al preescolar y le dio ese nombre. Luis Felipe Alvarado Bulla despacio, con la misma reserva con la que su mamá se lo entregó a Juanita. Entre los lloriqueos y lamentos de todo niño en su primer día de clases, el niño le dijo que él no quería guardería; que él prefería Guardimamá. Y así se quedó: desde ese día Guardimamá fue, es y será una casa en la que se guardan niños como los guarda, los protege, los defiende, los preserva, los asegura y los cuida la mejor de las mamás.
Primeros años de funcionamiento: 1990 – 1995
Los cuatro salones que rodeaban el patio central se fueron llenando poco a poco de niños. Un promedio de 10 a 15 alumnos en cada uno, agrupados por edades de 0 a dos años, de tres años, de cuatro años y de cinco años respectivamente. Se estableció como horario de prestación de servicios tres jornadas: La mañana de 6 a. m hasta la 1 pm, la tarde de 1 p .m a 6 p. m y el tiempo completo de 6 a.m. a 6 p.m. En cada jornada se contaba con dos recreos de ½ hora cada uno. Junto con la enseñanza, los alumnos recibían orientaciones en valores éticos y morales, vestían uniforme de sudadera azul, camiseta blanca, delantal escolar de cuadros blanco y azul y buzo azul. Los miércoles en la tarde se dedicaba a la clase de natación en una institución externa dedicada a tal servicio. Los viernes se denominó el día del juguetero para que los niños pudieran llevar a la institución el juguete preferido de su casa. Cinco años después de haber iniciado labores, se tramitó la aprobación ante los organismos competentes y mediante resolución se le concede Licencia de Funcionamiento.
Esa casa vieja de paredes de bahareque albergó los sueños de miles de niños durante diez años de labores ininterrumpidas. Hasta que los sueños fueron tantos y tan grandes que la casa vieja quedó chica.
Desarrollo 2000 – 2012
Debido al acelerado crecimiento institucional y al posicionamiento en el medio se decidió buscar entonces un espacio que proporcionara un mejor bienestar para los niños y sus familias. Una casa nueva en donde afincar la misma disposición para el trabajo hecho desde el corazón. Con algunas reservas, pero convencidos de que era lo mejor, Guardimamá trasladó su sede para el sector de Zúñiga parte alta: Carrera 27 No 23 sur –79 interior 112.
En esa casa verde, Guardimamá se consolidó como una institución dedicada al ciclo de aprendizaje que concierne a la primera infancia, y sentó las bases de una promisoria y lúcida etapa de escolarización de ocho promociones. Fueron ocho años de cualificación en procesos nuevos de aprendizaje y metodologías de enseñanza que direccionó a la institución por la senda de la excelencia y la calidad.
Esa casa fue el escenario propicio en donde las fortalezas organizacionales generaron frutos de calidad. A finales del año 2006 la Institución emprende un nuevo reto: Certificar sus procesos a través de la ISO. El 20 de Junio del 2007 Certifica en la norma ISO 9001:2000 la institución, aplicable al diseño, desarrollo y prestación de servicios educativos a nivel preescolar. Guardimamá se convierte así en la primera institución de educación preescolar a nivel Nacional en Certificar sus Procesos, y en referente para las demás instituciones del gremio.
El 7 de Noviembre de 2007 Guardimama es seleccionada por la Federación Arquidiocesana de Educación Católica CONACED, como experiencia significativa y es visitada por el Ministerio de Educación Nacional con el fin de ser tenida en cuenta en el Foro Nacional de Educación. Ese mismo año, el 20 de Diciembre. la Presidencia de la Republica en cabeza del Doctor Alvaro Uribe Uribe felicita a Guardimamá con motivo de la obtención de dicha certificación.
Otro gran reto se consolida en el año 2009: la institución adquiere planta física propia, cercana a la sede que hasta ese momento había ocupado. Se adquiere así un espacio de 1550 mts y se traslada la sede de la institución para el sector de Zúñiga parte alta en la Loma de Chocho en la dirección Calle 36 Sur No 27 A — 02 interior 128. El 20 de Junio de 2010 la Institución renueva la Certificación de sus procesos a través de la ISO 2008 con vigencia del 2013 al 2016, y de nuevo, a traves de la Certificación ISO 9001 – 2008 con renovación del 2016 al 2019.
Hoy esta maravillosa casa que es Guardimamá es otra pero es la misma. Aunque ya no esté hecha de paredes de bahareque como aquella primera, ni tenga el patio de columnas con la fuente en medio, ni los largos pasillos que comunicaban el patio con los salones, ni el extenso verde del solar de la segunda, esta casa sigue siendo la misma de hace veinticinco años: la afortunada realización y consolidación de los sueños y el proyecto de vida de un grupo de trabajo que creció y sigue creciendo a gracias a él.
En suma, esta casa y las otras no han sido más que el resultado de la profunda dedicación y el incondicional compromiso de un grupo de docentes y directivas. Ellos retoman día tras día, incansables, las cinco palabras esenciales que han hecho de esta casa la inmensa realización que es hoy: “aquí trabajamos con el corazón”. Y el sonido continuo de la campana que cuelga en el muro de la entrada y que repica silenciosa acompasa todos los días ese propósito.